La química en el amor
¿Te ha pasado que cuando ves a una persona por primera vez tienes palpitaciones, tus manos tiemblan, te ruborizas, sientes ese cosquilleo en el estómago...? Esto indica que esa persona es bioquímicamente tu media naranja.
Antes de que una persona se fije en otra ya ha construido un molde completo de circuitos cerebrales que determinan lo que le hará enamorarse de una persona y no de otra (esto ocurre entre los 5 y 8 años de edad).
Esa fascinación que hace que dos personas se queden "enganchadas", con gran necesidad de interactuar y conocerse, se debe a reacciones neuronales y hormonales que convierten lo racional en irracional, la prudencia en torpeza y la serenidad en nerviosismo.
De la emoción al enamoramiento
Los hombres parecen ser más susceptibles a la acción de las sustancias asociadas al amor. Ellos se enamoran más rápida y fácilmente que las mujeres. Parece que todo radica en la liberación de feniletilamina en el cerebro (participa en el circuito de recompensa y placer, mediado por dopamina). La dopamina desencadena liberación de noradrenalina y oxitocina, provocando que los enamorados puedan estar horas haciendo el amor o hablando sin sensación de cansancio.
Este período de enamoramiento dura de 2 a 3 años, hasta que la atracción bioquímica decae. Entonces comienza una segunda fase donde participan las endorfinas que confieren la sensación común de seguridad, comodidad, paz y apego.
La química en el sexo
Cuando una persona se siente atraída sexualmente por otra, su cerebro envía una señal química a la hipófisis y se liberan hormonas sexuales (estrógenos, progesterona...).En consecuencia, aumenta la temperatura, la frecuencia respiratoria y cardiaca y la sangre se acumula en labios, mejillas, vagina y pene, facilitando la erección. Una relación sentimental donde lo fundamental sea la pasión dura entre los 90 y 180 días.
La química en la ruptura de pareja
Cuando la relación de pareja se rompe, el nivel de feniletilamina disminuye y el cuerpo experimenta una especie de "síndrome de abstinencia"; esto coincide con el ansia de comer chocolate (rico en feniletilamina) que sienten muchas personas tras una ruptura.